Autor: Nieves Hidalgo
Temática: General
Descripción: intento de defenderse. Afán inútil que desbarataba la fuerza de quien la ahogaba. Sus pies se despegaron del suelo, pataleó en el aire y trató de aferrar con las manos la cuerda que le apretaba la garganta... La agonía final fue breve, aunque a ella le pareció una eternidad. Su cuerpo perdió la fuerza, sus ojos enloquecidos quedaron fijos mirando el infinito y exhaló su último aliento. La persona que acabó con ella cargó con su cuerpo sin dejar de echar rápidas miradas hacia todos lados, antes de encaminarse a una puerta lateral de la iglesia. La abrió con el hombro, entró y cerró a sus espaldas. Sin pérdida de tiempo, se dirigió hacia la sacristía. Una vez allí, dejó el cadáver sobre el arcón en que se guardaban las casullas de los sacerdotes, sacó el pequeño envoltorio que llevaba bajo la capa, lo colocó a un lado y comenzó su tarea. 1 Leeds. Cuatro días después Thara apuró su cena, deseosa de retirarse a su habitación cuanto antes. No le gustaban los parroquianos de la posada en la que encontraron alojamiento de camino a Londres, gente demasiado vocinglera y con demasiado alcohol encima. Además, la incomodaba la oscura mirada del individuo que, desde que había entrado en el comedor, no había dejado de observarla. Quizá hubiese sido una temeridad viajar con la única compañía de su criada, pero estaba acostumbrada a valerse por sí misma y ya era tarde para lamentaciones. Se le serenó el ánimo al recordar al bebé de su amiga Selena, a quien habían ido a visitar tras su reciente maternidad. Arrullarlo entre sus brazos, notar el calor de aquel cuerpecito que olía a leche agria y escuchar sus gorjeos le había resultado maravilloso. Hasta había sentido un poquito de envidia. Pero ella había optado por el camino de la independencia hacía ya cuatro años, tras la muerte de su padre, y no pensaba cambiar de idea a pesar del bombardeo constante de sus hermanos para que se buscara marido. En su lecho de muerte, le había prometido a su progenitor cuidar de Eugene y de